jueves, 7 de mayo de 2015

EL ECO. Reflexión


Diego, que no sabia lo que era el eco, se divertía en la montaña montado sobre un palo de escoba y en gritar:
¡Arre! ¡Arre! Inmediatamente oyó las mismas palabras en el bosque cercano. Creyendo que alguien se hubiera escondido, pregunto:
¿Quién eres tu? La voz misteriosa repitió inmediatamente:
¿Quién eres tu? Diego, lleno de furor, grito entonces: 
-Tu eres un idiota. Enseguida la misteriosa voz repitió las mismas palabras. 
Diego monto en cólera y lanzo palabras cada vez mas injuriosas contra el desconocido que suponía escondido; pero el eco se las devolvía con la máxima fidelidad. 
Diego fue hacia donde creía le respondían, descubrir al insolente y vengarse de el, pero no encontró a nadie. Entonces marcho a su casa, y fue a consolarse con su mama Virginia, quien le dijo:
-“Hijo, lo que has oído ha sido el eco de tus mismas palabras” . 
-“Si tu hubieras dicho en alta voz una palabra afectuosa, la voz de que hablas te hubiera respondido también en términos afectuosos.”
Lo mismo sucede en la vida y surgen dificultades para establecer una buena comunicación. 
Si somos educados con los demás, los demás lo serán con nosotros. Si, en cambio, somos descorteses y groseros con nuestros semejantes, no esperemos ser tratados de diferente manera.

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