jueves, 23 de abril de 2015

FACUNDO CABRAL ENTREVISTA de Juan Carlos Mareco (Transcipciòn Juana Macedo -5- )

FACUNDO CABRAL ENTREVISTA 
de Juan Carlos Mareco

(Transcripción Juana Macedo. -5- Fragmento 2.wmv)

Yo recuperé la felicidad y creo que si sigo así, me va a llevar a la casa más importante que puede ocupar el hombre, que es la paz y estoy yendo despacito, me costó mucho, fue muy duro, Dios fue muy duro conmigo, tal vez porque tendrá alguna idea conmigo, está preparando algo no?

-Cuándo vos recién hablabas de tu abuela, como hace un rato, hermosamente joven, pero parece largo porque con Facundo no hay tiempos, estabas hablando un poco de las bases del psicoanálisis cuando decías que tu abuela, estaba tan oprimida no dijiste, tenía tantas cosas, qué dijo la abuela?

Me llenaste de tantas cosas y no tengo un hueco para respirar.

-Entonces me acuerdo de chicos asmáticos que las madres, y sé muy bien porque te digo esto, que la madre pobre, pero lo llenaba de tantas cosas, de tanta franela, de tanta protección que no le dejaba tiempo para respirar, el deseaba estar hablando, indirectamente, pero la sobreprotección que le damos al chico, o al súbdito, o al empleado, o al pueblo y te mata hermano, te mata.

¿Sabes lo que me dijo mi madre cuando yo me fui de mi casa? 11 años tenía, 1948 fue, este había que salir, porque no alcanzaba ya el dinero, mis hermanos tenían que ir a la escuela, ya no se podía vivir, vivíamos en una escuela que ya te conté una vez, pero había que salir a buscar más plata. Entonces me iba para Balcarce para aprender el oficio de alambrador, y a ver si podía meterme como embolsador si la edad me lo permitía, ver si podía ser embolsador de papa por Balcarce. Me acompaño al tren y me dice: Yo te hice dos regalos, así que este es el último que te puedo hacer, no esperes más nada. Yo tenía 11 años Mareco, no me objetó nada. Me dice: “El primero fue darte la vida y el segundo la libertad para vivirla, me hizo fuerte eso solo, como podía aflojar, como no amarla y no agradecerle la libertad. Me dejó respirar y cuando un hombre puede respirar y puede vivir de sí mismo y creer en sí mismo es un hombre justo. Beethoven nunca pudo haber sido un hombre injusto, Van Gogh, no podía ser injusto Freud si podía crear, el mediocre que no puede crear necesita el poder, que da la fama, que da el dinero, el mediocre pero el otro no, el que puede crear sobre sí mismo, que le importa.

Creo que es eso Mareco, y por eso se lo agradecemos tanto y por eso mi madre es tan amada en mi pueblo y es tan respetada por mis hermanos a pesar de que no tuvimos nada. Mis amigos ricos le objetarían cualquier estupidez que no compró mi madre cuando era niño y están ahora de psicoanalistas.

-¿Qué te dijo tu madre cuando le dijiste que Luna Park estaba lleno?

¿Por qué tanta gente? (risas) y cuando fui con Sandro a San Lorenzo habían 50,000 personas por él porque lo habían metido a Sandro, Sandro en el 69 o 70 cuando Sandro era … te acordas? Y Sandro que es un gran tipo, yo lo quiero mucho, no lo veo mucho pero yo lo quiero mucho y sé que él me quiere. Entonces el me dijo: “che veni a cantar”. Él quería que me escuchen 50,000 personas, la gente no me quería escuchar… y fui. Cuando voy a salir al escenario mi madre me dice: Cuanta gente, cuanto habrá aquí y le digo: Recién me dijeron cincuenta mil, y habían cincuenta mil en San Lorenzo. ¿Y por qué me preguntas? Y no, y ¿Qué vas a cantar? Y lo mejor que tengo encima, y me alcanzó un bolso que yo tenía, yo tenía una biblia en el bolso. Y me dijo: Ah sí, tenes razón, toma, Y subí y que iba a cantar “no soy de aquí”, subí y leí el sermón de la montaña Mareco, primera vez que lo hacía, un día de carnaval, cincuenta mil personas de pie gritaban gracias, y ahí me di cuenta que yo era un predicador, que ese era mi trabajo y me lo marcó mi madre otra vez.

-Vos sos consciente que en este momento le estás cambiando muchas pautas y estás cambiando de concepto en este fin de año a mucha gente para bien, tenes conciencia de eso? Si la tenes, eres muy inteligente para eso. 

Si. 

-Nos vamos a un corte y regresamos enseguida con Facundo… (Sigue 6)

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