domingo, 5 de abril de 2015

ESCUCHAR Y VER EL AMOR (Transcripción Juana Macedo: Lecciones de vida)



ESCUCHAR Y VER EL AMOR
(Transcripción Juana Macedo: Lecciones de vida)

Hay momentos en que somos tímidos para expresar el amor que sentimos. Por temor a avergonzar a la otra persona o a nosotros mismos, dudamos en decir te quiero y tratamos de comunicar la idea en otras palabras.

Decimos “Cuídate”, “No manejes rápido”, “Pórtate bien”, etc. Pero, realmente, estas son diferentes maneras de decir: “Te quiero”, “Eres importante para mí”, “Me importa lo que te sucede”, “No quiero que estés mal”. A veces somos muy extraños. La única cosa que queremos decir y la única cosa que debemos decir, es la única cosa que No decimos. Y aun así, porque el sentimiento es real y la necesidad de manifestarlo es tan fuerte, usamos otras palabras y signos para decir lo que realmente queremos.

Y muchas veces el significado nunca se comunica del todo, y la otra persona se siente ignorada y no querida. Por ello, debemos ESCUCHAR EL AMOR en las palabras que las otras personas nos dicen.

Algunas veces las palabras explícitas son necesarias; sin embargo, con mayor frecuencia, la manera de decir las cosas es aún más importante. Un apodo dicho cariñosamente porta mayor afecto y amor que los sentimientos que son expresados de forma poco sincera. Un abrazo o un beso impulsivos dicen te amo, aun cuando las palabras digan algo diferente. Cualquier expresión de preocupación de una persona por otra dice te quiero. A veces la expresión de preocupación de una persona por otra dice te quiero. A veces la expresión es vulgar, incluso cruel, otras debemos mirar y escuchar muy atentamente el amor que contienen, pero muy frecuentemente está allí, debajo de la superficie.

Una madre puede regañar a su hijo constantemente por sus notas o por no limpiar su cuarto. El hijo puede oír sólo el regaño; más, si escucha atentamente, escuchará el amor debajo del regaño. Su madre quiere que él haga lo correcto, que sea exitoso. Desafortunadamente la preocupación y amor por su hijo emergen en su regaño; no obstante, también es amor.

Una hija regresa tarde a casa, después de su permiso y el padre la confronta con palabras amargas. La hija puede solo oír la ira; pero, si escucha atentamente, escuchará el amor debajo de la ira. “Estuve preocupado por ti –dice el padre. Porque me importas y porque te quiero. Eres valiosa para mí”

Decimos te amo de muchas maneras, con regalos de cumpleaños y con notitas dibujadas, con sonrisas y hasta con lágrimas. También mostramos nuestro amor cuando nos mantenemos en silencio sin decir una palabra y otras, incluso, hablando bruscamente. A veces mostramos nuestro amor a través de la impulsividad. Muchas veces tenemos que manifestar amor perdonando a alguien que no ha escuchado el amor que hemos tratado de expresar. El obstáculo que impide escuchar el amor es que no siempre entendemos el lenguaje de amor que la otra persona está usando.

Una chica puede usar las lágrimas o las emociones para expresar lo que quiere decir, y su novio puede no entenderla porque espera que ella hable el lenguaje de él. Por esta razón, tenemos que esforzarnos para escuchas el amor.

El problema con nuestro mundo es que la gente rara vez se escucha uno al otro. Oyen las palabras; pero no las acciones que acompañan a esas palabras, o las facciones del rostro de quien las enuncia. La gente solo escucha el rechazo o el malentendido. No ve el amor que está allí, debajo de la superficie, aun cuando las palabras sean amargas. Tenemos que escuchar el amor en aquello que está alrededor nuestro. Si lo hacemos atentamente, descubriremos que somos muchísimo más amados de lo que pensamos. Escuchemos el amor y descubriremos que, después de todo, el mundo es un lugar muy amoroso.

El amor es felicidad. Nos hace reír y cantar, nos hace tristes y nos hace llorar, nos hace buscar una razón, nos hace pedir y nos hace dar. Pero, sobre todo nos hace VIVIR.

No es la presencia o la ausencia de la gente lo que hace la diferencia porque una persona puede no estar solitaria aun cuando esté sola. Algunas veces es bueno estar solo. No es un asunto de estar presente con alguien. Es, más bien, estar presente para alguien.

Así que recuerda: si amas a alguien, díselo. Siempre debes manifestar lo que sientes. Nunca tengas temor de expresarte a ti mismo. Aprovecha esta oportunidad para decirle a alguien lo que significa para ti. Aprovecha el día y no tengas reparos.

Y lo más importante: permanece cerca de tus amigos y tu familia porque ellos te han ayudado a ser la persona que eres hoy. Haz la diferencia en tu día y en el de ellos. 

Ten en cuenta que en la misma medida que das en esa misma medida recibes.

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